Ambientada en los estados del Sur estadounidense dos años antes de estallar la Guerra Civil, Django, un esclavo cuyo brutal pasado con sus antiguos dueños le lleva cara a cara con el cazarrecompensas de origen alemán, el Dr. King Schultz. Schultz le sigue la pista a los hermanos asesinos Brittle, y Django es el único que podrá llevarle hasta ellos. El poco ortodoxo Schultz compra a Django con la promesa de dejarlo en libertad tras capturar a los Brittle – muertos o vivos.
Tras la exitosa misión Schultz deja en libertad a Django pero ambos optan por no separarse y seguir el mismo camino. Con la ayuda de Django, Schultz emprende la búsqueda y captura de los delincuentes más buscados del Sur. Según va puliendo sus capacidad como cazador, Django se centra en su única meta: hallar y rescatar a Broomhilda, la esposa que le arrebató el tráfico de esclavos muchos años atrás.
La búsqueda de Django y Schultz los guiará en última instancia a Calvin Candie, el propietario de “Candyland,” una infame plantación donde los esclavos son preparados por el entrenador Ace Woody para luchar unos contra otros por diversión. Al reconocer la propiedad bajo pretensiones falsas, Django y Schultz levantan la sospecha de Stephen, el esclavo doméstico de confianza de Candie. Ahora siguen sus pasos, y una despiadada organización se les aproxima. Si Django y Schultz quieren escapar con Broomhilda, se verán obligados a escoger entre la independencia y la solidaridad, el sacrificio y la supervivencia …
OPINIÓN PERSONAL
Esta película me pareció digna de comentar, pues al salir del cine no me quedé nada indiferente, de hecho, me dio mucho que pensar. Durante la película, hay varias escenas que son una crítica al racismo, porque Django, al ser negro, es tratado con inferioridad por los demás, incluso hasta por personas de su misma raza. Yo nunca entenderé el por qué del racismo, porque qué tendrá que ver el color de la piel de una persona con su capacidad para pensar o para gobernar un lugar, porque por supuesto, en esa época era impensable que un negro gobernara algo, aunque fuera un trozo de tierra, y ahora una persona de raza negra gobierna un país. Me alegra pensar que en algunos lugares el racismo ya se esté superando, pero me entristece ver que en otros aún no se han dado cuenta de lo injusto y poco razonable que es.
En la antigüedad había una ley muy estricta sobre los esclavos negros que me parece atroz y sádica. Si se parasen a pensar un momento y no se dejaran llevar por la sociedad injusta de aquellos momentos de la historia, tal vez, y sólo aquellos que poseyeran una mente bastante abierta, habrían descubierto que el racismo no tiene razón de ser y que a los que habría que matar es a ellos mismos, porque qué les hicieron los negros a ellos, ¿ ser de diferente color? Eso no es un delito ni una ofensa. Si la máquina del tiempo que hicimos en el carnaval funcionara, yo viajaría en el tiempo y me llevaría conmigo una gran cantidad de pintura negra permanente para embadurnar a cada uno de los hombres blancos que se creían superiores que los demás. De esta manera, cuando despertaran todos serían iguales y ya no sabrían quién era negro de verdad y quién no, y tal vez así se hubieran dado cuenta de la estupidez que es el racismo y de los motivos incoherentes que puede tener, porque TODOS somos iguales, y eso es algo que no debemos olvidar.