A Coffee Break With... Aristóteles.

- Hola Aristóteles, tras estar dando vueltas a tu concepto de la naturaleza he llegado a una serie de conclusiones que me gustaría que escucharas.
- Sí, dime tu opinión, aunque no creo que haya mucho que objetar.
- Bueno, hoy en día, en pleno siglo XXI, los humanos ya hemos sido capaces de inventar unos seres que realizan las mismas funciones que nosotros, pero en realidad son máquinas.
- Pero, ¿cómo puede ser que los hombres sean máquinas, o que las máquinas sean hombres, si son dos cosas opuestas?
- Pues verás, la tecnología ha ido avanzando y hemos creado los robots, que son máquinas que realizan las funciones de un hombre, por lo que ahora estoy confundida, ¿estos serían seres artificialia o seres por naturaleza?
- Yo creo que está claro que por naturaleza no son, puesto que están movidos por otras causas, que en este caso es el hombre porque es el que lo  ha puesto en funcionamiento, pero por otro lado tampoco son totalmente artificialia, puesto que por lo que me has dicho, estos logran moverse por sí mismos una vez que están programados por los hombres.
- Entonces, ¿los robots son unos seres semi-artificialia?
- Sí, podríamos llamarlos así.
- Bien, pero también tengo otra cosas que discutir contigo...
- No, discutir no, dialogar, así es como se llega a conclusiones y a la verdad.
- Vale, pues quiero dialogar sobre los distintos mundos: el sublunar y el supralunar.
- Soy todo oídos.
- Pues para empezar, respecto al mundo sublunar, tú lo describes como un mundo formado por los seres inanimados y los animados, lo que no es del todo incorrecto, ya que es cierto que la Tierra, que es así como ahora se le llama...
- ¿Cómo se le va a llamar tierra si ese es sólo uno de sus componentes? No estoy para nada de acuerdo porque no se ha tenido en cuenta al resto de seres inanimados que son el aire y el agua.
- Verás, en realidad no sé por qué se le ha llamado así, pero sí que es verdad que la Tierra no está formada tan solo por esos elementos. La Tierra está formada por muchos elementos muy complejos y está protegida por la atmósfera, que es a lo que tú llamarías aire, y el agua está presente en la superficie terrestre.
- Pero, ¿todo esto cómo se sabe, es seguro que es así?
- Sí, Aristóteles, tras años de investigación hemos llegado a esta conclusión, además ahora tenemos la oportunidad de ver la Tierra desde lejos, desde la galaxia, que es el siguiente punto sobre el que quiero dialogar, el mundo supralunar.
-  Vaya, este tema es de lo más interesante, llevo muchos años preguntándome cómo habrán evolucionado, y la verdad es que no habéis perdido el tiempo en estos 2.335 años...
- No, la ciencia siempre ha estado presente en nuestras vidas.
- Eso está muy bien, pero continua que el diálogo estaba en lo más interesante.
- Bueno pues respecto a ese mundo supralunar primero debo decir que le llamamos Sistema Solar, y que la Tierra forma parte de él al igual que el resto de planetas que giran alrededor del Sol, la estrella que les ilumina y les da vida, así que estabas equivocado al pensar que la Tierra era el centro alrededor del cual giraban todos los astros. Y, además, tú dotaste a cada esfera de un tipo de alma que les empujaba a la perfección, pero la verdad es que los planetas son como la Tierra, no están formados por las mismas cosas, pero no tienen ningún tipo de vida propia, son simples masas de materia que se mueven en círculos alrededor del Sol.
- ¡Dioses de Olimpo! No puedo creer que me equivocara en tantas cosas... Pero todo lo que me has contado suena demasiado serio, sin sentimiento...
- Ya, la verdad es que tu concepción del mundo era mucho más bonita y metafórica, pero la realidad siempre supera la ficción.

A Coffee Break with... Platón.

- Hola Platón, últimamente he estado pensando en tu filosofía, sobre todo en la parte centrada en la política, que me ha dado mucho que pensar, ya que es posible que ciertas cosas que tú describes en ella estén ocurriendo en la actualidad.
- Vaya, pero yo no puedo ayudarte porque yo no he sabido nada del mundo y menos de la política desde el año 347 a.C. y supongo que todo habrá cambiado mucho desde entonces. Así que te agradecería que me contaras la situación.
- Bueno Platón, lo primero es que en mi país, España, antiguamente llamada Hispania...
- Perdona que te interrumpa, pero, ¿cómo puede ser que los romanos hayan sido derrotados?
- Querido Platón, no es que hayan sido derrotados, sino que se han extinguido, aunque sí que llamamos romanos a los habitantes de la capital de la actual Italia, aunque no tenga la misma acepción de entonces.
- Vaya, sí que han cambiado las cosas, sí. ¡Pero continúa con la historia!
- El caso es que en mi país ya no existe la democracia, y la aristocracia mucho menos, aunque sé que esta era tu forma de gobierno favorita.
- Pero, ¿en tu polis ya no hay filósofos?
- Por haberlos haylos, pero ninguno dice nada nuevo, siempre lo mismo, hace años que no aparece alguien con algo que nos sorprenda o que nos haga pensar.
- Entonces es normal que no exista la aristocracia, pero no entiendo por qué no existe ya la democracia.
- Hace muchos años, en España existía la democracia, pero ahora los gobernantes toman las decisiones sin contar con el pueblo, hacen que el pueblo se sacrifique, pero ellos no, incluso ellos salen ganando con todas las decisiones que toman, son unos...
- Tiranos, todo lo que estás contando no es nuevo para mí, ya que en mi libro La República explico este término, que es la tiranía, que me parece que es lo que se está produciendo en tu país. La tiranía hace que el tirano-gobernador actúe sólo en su favor, en su ganancia, tal y como tú has descrito antes.
- Pero Platón, ¿qué podemos hacer para que estos tiranos desaparezcan?
- Dime, ¿en los otros países también hay tiranos o son buenos gobernantes?
- Pues, verás, la verdad es que en muchos países del mundo ni siquiera saben lo que es la democracia, en otros muchos acaban de conocerla y en otros tantos creen que la conocen porque sus gobernantes la describieron mal.
- Entonces, para hacer desaparecer la tiranía hay que hacer desaparecer a los ignorantes, hay que hacer que el pueblo se instruya, y, sobre todo, hay que educar a nuevos filósofos que sean capaces de gobernar el país con el bien común como único objetivo.
- Oh, gracias Platón, esa es una buena solución, ahora sólo queda ponerla en práctica...