Una de mis citas favoritas es aquella de "No existe bastante oro para pagar la libertad". Siempre me ha gustado esta frase, pero nunca he sabido con exactitud lo que quiere decir. Cuando estaba estudiando filosofía para el anterior examen, llegué a la parte que hablaba sobre la libertad. Entonces, dejé un momento a un lado la filosofía de los estoicos, y me centré en la mía, y volví a acordarme de aquella cita. Pensando y filosofando, llegué a la conclusión de que lo que quiere decir es que la libertad es tan valiosa que no hay nada que pueda comprarlo, es incalculable. Durante años, la libertad ha sido comprada, por ejemplo, cuando a un esclavo se le quería dar una supuesta libertad, se debía pagar por él. Hoy en día, para dar libertad a un preso hay que pagar una fianza. Pero, en ese caso estaríamos hablando de una libertad externa, no interna. La libertad interna es lo único que tenemos en común los seres humanos, o una de las pocas cosas que tenemos en común.
A lo largo de la historia, se han cometido una serie de atrocidades contra las personas por sus creencias, actuaciones, etc. La siguiente cuestión que me hago es: ¿les servía para algo hacer este tipo de atrocidades? Y mi respuesta inminente es: NO. Por mucho que tortures a una persona, no vas a cambiar su forma de pensar, su libertad interior, aunque les obligues a decir lo que tu quieras oír, estas personas no lo piensan de verdad. Por eso, en muchos casos se recurría al asesinato. Los seres humanos hemos estado intentando toda la vida anular la libertad interna de las personas, pero no lo hemos conseguido, por eso ésta tiene tanto valor, porque nadie nos la puede quitar, es nuestra y sólo nuestra, así que cuidadla.
Al cabo de un rato, cuando ya me sentía satisfecha por haber encontrado una solución al enigma, comencé a preguntarme si en realidad esa frase es acertada, porque tal vez no haga falta oro para comprar la libertad, tan solo hacen falta opiniones. Como todos podemos observar, si en una familia católica nace un niño, lo más probable es que el niño, al cabo de unos años, se considere católico y vaya al Vaticano a ver al papa. Por otro lado, si un niño nace en el seno de una familia republicana, lo más probable es que ese niño al cabo de los años esté blandiendo una bandera republicana en una manifestación. Entonces, nuestra libertad no ha sido comprada, sino condicionada. Nuestros padres nos han inculcado una serie de ideas desde pequeños, y nosotros las hemos desarrollado. Yo creo que esto se debe a que cuando somos pequeños, nuestra libertad interna no está formada del todo y, por eso, es tan fácil inculcarnos ideas, aunque tal vez cuando seamos mayores y nuestra libertad interna sea totalmente libre, en la máxima expresión de la palabra, nos demos cuenta de que esas ideas no son válidas para nosotros y queramos cambiarlas.
Al final me dolía tanto la cabeza que llegué a una conclusión un poco simple: La libertad no existe.
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