Un día iba yo pensando por la calle en lo diferentes que somos las personas, ninguna es igual a otra, todos diferentes, cuando de repente un hombre me para en medio de la calle y me hace la siguiente pregunta:
- ¿En qué estás pensando jovencita?
Yo no sabía si contestarle o no porque me parecía bastante raro que una persona desconocida preguntara por mis pensamientos, pero decidí decírselo porque no me pareció tan malo que alguien supiera lo que estaba pensando.
- Pues estaba pensando en lo distintas que somos las personas, cada una tenemos nuestras cosas, nadie es igual...
- En eso te equivocas, todas las personas somos iguales, pero tenemos cosas que nos diferencian.
- ¿Y tú cómo sabes eso?
- Pues verás, yo soy un filósofo muy reconocido, no sé si habrás oído hablar de mí, soy...
- Santo Tomás de Aquino, ¡ya me acuerdo de ti!
- Bueno, pues si ya me conoces vamos a ahorrarnos las presentaciones y vamos al grano.
- Vale, pues explícame cómo puede ser que todos seamos iguales y distintos a la vez, eso es una gran contradicción...
- Para empezar, todos los hombres somos seres contingentes, ¿sabes lo que significa eso?
- Sí, que por ejemplo, yo soy un ser, y soy contingente porque no he existido siempre, pero existo ahora, aunque dejaré de existir.
- ¡Exactamente! Bueno pues los seres contingentes se componen de dos cosas: la esencia y la existencia. La existencia es el hecho de existir, es decir, lo que tienen todos los seres en común, y la esencia es...
- Lo que un ser es y le diferencia de los demás seres. Ahora lo entiendo, lo que quieres decir es que todos los seres tenemos en común la existencia, pero como yo iba pensando hace un rato, cada uno tenemos nuestras cosas, lo que nos diferencia de los demás.
- Sí, más o menos es eso, pero he dejado lo más importante para el final, Dios, que es el ser que reúne la existencia y la esencia...
- Y por ello es un ser necesario.
- ¡Sí!¡Bien! Y yo explico esto a través de mi tercera vía, por la contingencia, ya que si encontramos cosas que pueden ser y no ser, significa que hay seres contingentes, y lo contingente depende de lo necesario, por lo que es forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo: Dios.
- Ahora lo entiendo todo, muchas gracias Santo Tomás, la próxima vez que piense que todos somos iguales, pensaré en tu teoría de la esencia y la existencia.
- De nada jovencita, espero que te haya servido de ayuda. ¡Hasta la próxima!
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