domingo, 13 de abril de 2014

A Coffee Break With... Nietzsche.

Estaba yo un día en el cine viendo la nueva película de Superman, cuando un hombre metió su mano en mis palomitas y comenzó a comérselas. Le miré, pero en la oscuridad no saqué ninguna conclusión sobre su físico. No le dije nada porque dudaba si era uno de mis amigos tomándome el pelo, un rato después dijo:
- ¿No te parece que Superman es el hombre perfecto?
- No, creo que esa perfección no existe.
- Quitándole los poderes, es un hombre fuerte, está más allá del mal y del bien, no hace caso de los prejuicios de la gente y se ríe de aquellos que creen en los valores sobrenaturales. Es perfecto, todo el mundo debería ser como él.
- Sí, pero si le quitas los superpoderes ya no sería Superman.
- Sería el superhombre, aquél que ha acabado con Dios y que crea los valores contrarios a los del cristianismo, porque este es el que domesticó al hombre. Así el superhombre es aquél que se afirma en el devenir de la vida y que es tan fuerte que no tiene que refugiarse por los sucesos trágicos que tengan lugar en su vida.
- Es cierto que a Superman le pasan muchas cosas malas, pero él sigue siendo fuerte y defendiendo a la humanidad, protegiendo la vida.
- Sí, porque la vida es lo más importante, yo amo la vida, soy un vitalista, porque antes creía en la vida en un sentido apolíneo, el orden, pero más adelante me di cuenta de que esta forma de vida era precisamente con la que había que acabar para acabar defendiendo una vida en sentido dionisíaco, en la que la orgía es la culminación de la vida, es decir, se deben exaltar los instintos.
- ¡Qué teoría más rara!
- No querida, simplemente digo que el hombre debería dejar de refugiarse en un Dios que él mismo ha creado por miedo a admitir sus cualidades, para así llegar a ser el superhombre, el hombre perfecto, y se crearía una sociedad perfecta, en la que no hay sitio para la debilidad y el cristianismo.
- Bueno, la peli ya está acabando, quiero saber el final al menos.
- Seguro que el final es el triunfo del superhombre, por eso me gusta tanto esta película.
Y así fue, la película terminó con el triunfo de Superman, que consiguió salvar a la humanidad de nuevo. Como otras veces, aquel pintoresco personaje que hablaba de cosas tan disparatadas y era un fan incondicional del personaje de cómic, desapareció sin dejar rastro.

A Coffee Break With... Marx.

Un verano mi familia y yo decidimos ir de viaje a Cuba. Hubo un momento en el que me quedé sola observando el mar. Entonces un hombre me ofreció sentarme en una terraza a tomar un café cubano muy famoso. Al sentarme vi que al lado había un hombre con largas barbas que no hacía otra cosa que sonreír. Con curiosidad le pregunté:
- ¿Qué es lo que le hace tanta gracia?
- No es gracia, sino que soy muy feliz en este idílico lugar.- contestó con acento alemán.
- Por lo que veo usted no es de aquí, ¿qué es lo que le parece tan idílico?
- Han seguido mis consejos, han establecido un régimen comunista.
- ¿Sus consejos?
- Soy  Marx, el mayor defensor y creador del comunismo.
- ¡Vaya! ¿ Y qué opina usted sobre sus resultados?
- Creo que podrían ser mejores, por lo que parece mi teoría de que el proletariado acabe con el caciquismo es bastante utópica porque aquí ya he visto algunos pobres, pero los del gobierno no pasan hambre, eso te lo aseguro.
- La gente tiene miedo Marx.
- Ya, pero si todos los proletarios se unieran podrían con ellos, no puede ser que les exploten de esa manera, les alienan, les quitan lo que es suyo, su trabajo con el que lo único que pretenden los burgueses es lucrarse, obtener una plusvalía.
- Es cierto, los seres humanos no tendríamos que degradarnos los unos a los otros, deberíamos trabajar para nosotros mismos, sin que unos obtuvieran mayor beneficio que otros, teniendo todos lo mismo.
- Exactamente, muy bien dicho.
- Pero, por lo que veo, muchos se han acostumbrado a tener caprichos, a vivir con unas buenas condiciones, por lo que no podrían pasar a tener una vida sin esos caprichos.
- Los caprichos son innecesarios, al igual que la creencia en Dios y demás cosas que creemos necesarias.
- ¿Por qué dices lo de Dios?
- Porque he visto que aquí, en La Habana, hay mucha gente que cree en Dios y esto sólo quiere decir que la gente es ignorante, que se escuda en la imagen de un Dios protector para que les sea más fácil vivir las desgracias, lo cual también es cobarde.
- La religión forma parte de sus costumbres.
- Y eso es precisamente lo primero que se debe eliminar, la costumbre.
En esto, mi familia había vuelto a buscarme, por lo que me levanté de la silla y le di la mano a Marx, y le dije:
- Espero que algún día tu utopía se convierta en realidad, porque hasta ahora no ha funcionado como debería.
Él se limitó a suspirar y asentir, y así acabó nuestra conversación, que me dejó un buen sabor de boca por el delicioso café que tomé.

A Coffee Break With... Kant

Un día estaba en un banco sentada estudiando matemáticas porque al día siguiente tenía examen y hacía un día estupendo, cuando repentinamente un señor se sentó a mi lado. No pude hacer otra cosa que fijarme en él: era delgado y tenía una nariz demasiado puntiaguda, me recodaba a ese personaje de los Simpson que tanta gracia me hacía. Seguí estudiando matemáticas haciendo caso omiso a las continuas miradas que me echaba el señor, pero entonces él me dijo:
- Todo eso está muy bien, pero, ¿sabes que hubo un momento en la historia en la que se dudó si las matemáticas eran una ciencia?
- Lo sé, pero yo veo muy claro que son una ciencia...
- Y, ¿por qué?
- Porque tienen muchos números, son objetivas...
- Te estás equivocando, deja que te explique: para mí el conocimiento está integrado por materia y forma. La materia son los datos que los sentidos nos proporcionan y la forma es la estructura a priori que posibilita nuestro conocimiento, lo que a mí me gusta llamar sujeto trascendental. La forma es el espacio y el tiempo. Después de todo esto que te he explicado, ¿ tu crees que las matemáticas son posibles como ciencia?
- Yo creo que sí.
- ¿Por qué?
- Porque dicho de una manera un poco básica: existe una forma a priori que, además, se puede comprobar objetivamente con la experiencia, los sentidos.
- ¡Muy bien explicado! Esto sucedió también con la Física, pero el tema de la Metafísica fue totalmente distinto porque me di cuenta de que no podía ser una ciencia. A ver si sabes decirme por qué.
- Porque son cosas subjetivas, quiero decir: la psicología son argumentos que pasan del orden lógico al ontológico sin ningún tipo de intermediario, en el caso de la cosmología afirma aspectos que podrían ser tan ciertos como falsos y, por último, el tema de Dios que es muy subjetivo, pues no se puede comprobar su existencia por la experiencia.
- Muy bien, veo que has estudiado a Kant este año.
- Sí, ese hombre pensaba demasiado.
- Sí, siempre he tenido esa manía.
De repente todo tuvo sentido, ese hombre era Kant. Entonces cuando volví a mirar el asiento de al lado me di cuenta de que ese hombre ya no estaba allí. ¿Había sido todo eso real? Por lo menos me había servido para repasar para el examen final de Filosofía...