Un día estaba en un banco sentada estudiando matemáticas porque al día siguiente tenía examen y hacía un día estupendo, cuando repentinamente un señor se sentó a mi lado. No pude hacer otra cosa que fijarme en él: era delgado y tenía una nariz demasiado puntiaguda, me recodaba a ese personaje de los Simpson que tanta gracia me hacía. Seguí estudiando matemáticas haciendo caso omiso a las continuas miradas que me echaba el señor, pero entonces él me dijo:
- Todo eso está muy bien, pero, ¿sabes que hubo un momento en la historia en la que se dudó si las matemáticas eran una ciencia?
- Lo sé, pero yo veo muy claro que son una ciencia...
- Y, ¿por qué?
- Porque tienen muchos números, son objetivas...
- Te estás equivocando, deja que te explique: para mí el conocimiento está integrado por materia y forma. La materia son los datos que los sentidos nos proporcionan y la forma es la estructura a priori que posibilita nuestro conocimiento, lo que a mí me gusta llamar sujeto trascendental. La forma es el espacio y el tiempo. Después de todo esto que te he explicado, ¿ tu crees que las matemáticas son posibles como ciencia?
- Yo creo que sí.
- ¿Por qué?
- Porque dicho de una manera un poco básica: existe una forma a priori que, además, se puede comprobar objetivamente con la experiencia, los sentidos.
- ¡Muy bien explicado! Esto sucedió también con la Física, pero el tema de la Metafísica fue totalmente distinto porque me di cuenta de que no podía ser una ciencia. A ver si sabes decirme por qué.
- Porque son cosas subjetivas, quiero decir: la psicología son argumentos que pasan del orden lógico al ontológico sin ningún tipo de intermediario, en el caso de la cosmología afirma aspectos que podrían ser tan ciertos como falsos y, por último, el tema de Dios que es muy subjetivo, pues no se puede comprobar su existencia por la experiencia.
- Muy bien, veo que has estudiado a Kant este año.
- Sí, ese hombre pensaba demasiado.
- Sí, siempre he tenido esa manía.
De repente todo tuvo sentido, ese hombre era Kant. Entonces cuando volví a mirar el asiento de al lado me di cuenta de que ese hombre ya no estaba allí. ¿Había sido todo eso real? Por lo menos me había servido para repasar para el examen final de Filosofía...
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